La ciencia contemporánea de la nutrición y la dietética fue desarrollada hacia finales del siglo XVIII y ha desarrollado un vasto conocimiento sobre los contenidos de los alimentos: minerales, proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas, etcétera. Los alimentos fueron medidos de acuerdo a su valor nutritivo y pesados en cantidades. La nutrición moderna nos ha enseñado a contar las calorías y utilizar los alimentos para construir y dar forma a nuestro cuerpo físico.
Las necesidades nutricionales son medidas en términos de calorías y cantidades, y se nos advierte tomar ciertas cantidades de grupos específicos de alimentos, midiendo las porciones con medidas estrictas como cucharadas, platos, vasos o trozos. La confusión que ha surgido con respecto a cómo alimentarse entonces, se debe a que las matemáticas y estandarización en laboratorios se hace de manera muy concreta en grupos de personas estudio o bien con aparatos como calorímetros para medir cuánta energía necesitamos de acuerdo a nuestra edad, peso, altura y otros indicadores antropométricos. El resultado ha sido que la gente cada vez menos tienen interés en acudir con los nutricionistas ya que los planes suelen ser muy engorrosos, difíciles de seguir y están basados en la ciencia de los alimentos estudiados mayoritariamente fuera del organismo. No se toma en cuenta la interacción total que existe en la relación de los cuerpos y el metabolismo de estos con los alimentos sólidos y etéricos como las emociones, el clima, los estados mentales cambiantes y la percepción de cada persona.
El Ayurveda toma en cuenta todos los elementos que nos conforman tanto físicos como mentales-emocionales, la actividad física de oxigenación y nuestras tendencias como los determinantes en una vida plena cotidiana. Así, las cantidades que necesitamos de ciertos alimentos, sabores y combinaciones de estos a lo largo de cada ciclo diurno y nocturno varía enteramente del equilibrio o desequilibrio que exista en un dado momento con respecto a la variación de los doshas o constitución corporal en cada estación, cada día, cada clima, cada ubicación geográfica, cada disponibilidad alimentaria y cada estado mental que surja.
Por esta razón la misma comida por muy planificada, medida y bien diseñada que sea si no se adecúa a las necesidades de cada persona se vuelve en contra de unos y a favor de otros. La mente determina a través del efecto placebo cómo funcionará un alimento en de una persona a otra.
Si quieres indagar y probar por ti mismo un poco más al respecto sigue leyendo mi artículo: –Macronutrientes emocionales–
Por: Carlos Barrón Mondragón.