Vivir en presente

¿Por qué tememos tanto a este momento?

Nos decimos todo el tiempo que «hay que vivir el presente » y «disfrutarlo al máximo » sin darnos cuenta que en realidad éste momento lo estamos pasando por alto. Pues al decir «hay que» hacemos real la «falta de» eso que estamos deseando vivir y al hacer realidad esa ausencia no vivimos tal como es el presente, sino con carencia.

El momento del ahora no necesariamente cumple nuestras expectativas de cómo queremos que sea, qué queremos ver o experimentar. De hecho el presente nunca lo hace. Sólo nos da lo que hay sin interpretación alguna. Nosotros a través de nuestros pensamientos que reaccionan clasificando lo que experimentamos somos los responsables de aquello que sentimos. Y luego decimos que el «otro » lo es. Qué locura…

Y así ya olvidamos que lo único que realmente queremos es vivir el presente. No pensar cómo queremos vivirlo. ¿Notas la diferencia?

Pensar y sentir o experimentar no es lo mismo. Uno es intelectual, el otro experiencial. Uno es imaginado, el otro vivido. Pero…aún nos aplaudimos por «hacer reales los sueños» ¿no? Sin darnos cuenta que es imposible hacerlos realidad y esperando que lo sean; vamos por la vida intentando controlar los momentos que aún no vienen o aquellos que ya se fueron empañando así de igual manera el único instante donde existimos: el ahora.

¿Es difícil entenderlo y ponerlo en práctica? Bueno, si entendemos por difícil aquello que queremos apartar de nosotros por temerle, entonces sí lo es. Para dejar de temerle al presente por miedo a que no sea como lo imaginé, el mismo presente contiene dentro de sí todo el potencial de ser descubierto para revelar todo su esplendor de vida. El Buda le llamó «vedana», hoy en día le llamamos sentir, y representa el eslabón donde se rompe la ignorancia de la realidad, donde los sueños dejan de existir para originar en el mismo instante donde no hay reacción, el presente. No es misterioso, ni celestial ni mágico, es un momento de expresión máxima de la vida que somos en conjunto, experimentándose a través de nuestra propia retención solidificada llamada cuerpo que se disuelve dando lugar a ese estado de sólo ser.

Por: Carlos Barrón Mondragón

Deja un comentario