Poner límites sin culpa

¿Les ha pasado que cada que queremos poner límites o reglas en la casa, en nuestro trabajo o en cualquier relación nos sentimos erróneos, dudosos, miedosos o culpables por hacerlo?

No hay nada más simple que elegir estar en paz desde el silencio interno. Ojo, interno NO es externo, podemos estar enmedio del bullicio o el ruido artificial -ausencia de silencio externo- y estar en perfecto silencio interno. Para esto no hay técnica ni método más que respirar y estar dispuesto a sentir. No importa cómo lo sientas ni de dónde provenga lo que sientes, si está ahí no puede estar en otra parte. Si está ahora no puede estar ayer ni mañana. Deja de negar la vida que te está atravesando constantemente en el presente. Si quieres seguir negándola o reprimiéndola, adelante, en cualquier momento te cansarás de hacerlo.

Desde esa paz que surge del silencio pon límites, comunica tu sentir con respecto a lo que te sientes inclinado a hacer tomando en cuenta a todos a tu alrededor, no sólo a ti mismo, hazlo como si te lo dieras a ti mismo, pues así es en realidad.

El miedo, la culpa, la duda o la ansiedad que nos suele surgir al poner límites es porque antes o al momento en que lo hacemos queremos que sean respetados, seguidos o aceptados sin darnos cuenta que estamos condicionando nuestro acto. Por eso, sé feliz y después haz lo que quieras. En ese orden. Antepon la causa al efecto, sino te lamentarás. El acto de poner límites sin ser feliz o estar en paz primero nos volteará de cabeza. Y veremos el mundo al revés creyendo que lo vemos correctamente.

Suelta las expectativas con respecto a tus límites y permite que se abran. Ese límite te lo estás dando a ti mismo. Si lo tienes que hacer, hazlo y déjate llevar por ese momento.

Recuerda que no lo estás haciendo tú solo, aquí en este mundo onírico todo es un acuerdo desde el momento en que comienza, la vida es un a-cuerdo (ponerme cuerdo con…).

Si tu pones límites “otro” los recibirá, y ese “otro” eres tú con otra forma, color y nombre dándoselo a tí mismo. La esencia perdura, la forma muere. No hay separación, y sin ella no hay culpa, error, miedo ni persecución posible. Si quieres seguir creyendo en ella, adelante, tarde o temprano te darás cuenta que no existe.

Desde un estado de paz mental que se siente como ausencia total de conflicto interno, los límites o reglas pueden ser acordados y resultar útiles para funcionar en la vida onírica.

Ahí donde dos o más se juntan en consciente acuerdo, se manifiesta el Amor.

Por: Carlos Barrón Mondragón

entrada

Deja un comentario